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Todo esto me parece muy abstracto...

... sin embargo es aplicable y (relativamente) sencillo

Considere el caso de una persona que pretende crear un pequeño negocio comercial. Necesita una inversión inicial de 60.000€, pagará unos 35.000€ anuales por compras, gastos, tributos, etc. y espera obtener cobros por ventas de 55.000€ anuales. ¿Cuánto vale este negocio? ¿Es financieramente viable?

Si damos por correctas esas previsiones (y esta es una cuestión sobre la que debe reflexionar), cada año se obtienen 55.000 - 35.000 = 20.000€ netos. Observe que es tesorería, de manera que su cuantía no depende por ejemplo de la forma de amortizar el inmovilizado, ni de los devengos: son cobros y pagos reales. ¿Cuánto valen 20.000€ dentro de un año, más 20.000€ dentro de dos, etc.? Ese es un problema trivial de matemática financiera: basta con descontar, o actualizar, esos flujos de caja y a continuación sumar (si no se siente cómodo/a con la matemática financiera, le sugiero una lectura rápida del anexo de este capítulo):

donde VAI es el valor actual de los cobros, es decir, el equivalente actual de esos flujos netos de caja que esperamos obtener en el futuro. Como tenemos que desembolsar 60.000€ para crear el negocio, el valor de la empresa (V) será la diferencia entre ambos:

Formalmente lo que acabamos de plantear es el valor actual neto (VAN), o valor presente neto (VPN) de la inversión, y su cálculo no reviste especial complejidad.

Hay, sin embargo, una variable problemática: la tasa de descuento. De manera muy amplia, i es la rentabilidad mínima exigible al proyecto (el coste de la financiación, o coste de capital).

¿Pediría usted dinero al 10% para financiar una inversión al 6%? Ciertamente no: la condición de efectuabilidad es que la rentabilidad sea superior al 10%. Análogamente la empresa es viable solo si su rentabilidad es superior al coste medio de la financiación, que es precisamente la tasa i de la expresión anterior. Cuanto más bajo sea el coste financiero, más elevado es su valor (V); y si el coste financiero supera la rentabilidad, V se hace negativo (de manera que la empresa no es financieramente viable).

Observe que la rentabilidad mínima exigida depende del riesgo. Si va a prestar dinero a alguien de cuya solvencia duda, le aplicará un interés más alto para compensar la posibilidad de que pueda incumplir en algún momento del futuro; por el contrario, ofrecerá condiciones más favorables a los clientes más solventes (en caso contrario, éstos optarán por otros prestamistas). En definitiva, hay una relación positiva entre riesgo y coste financiero, y es así como el riesgo entra a formar parte del concepto de valor.

Como puede comprobar, la materialización práctica de la noción de valor no es especialmente problemática, si dejamos al margen la especificación de la tasa de descuento. Es clara y transparente, y sintetiza todas las variables y relaciones clave; en particular, pone en conexión las decisiones de inversión y financiación, a través del coste de capital.

Este es el esquema de trabajo que empleamos en áreas como la valoración de empresas, o el análisis de inversiones, así como en la estimación del coste efectivo de la financiación.