Saltar la navegación

Las tasas de descuento

Como hemos visto, la tesorería se descuenta a una "tasa de descuento apropiada" que refleja tanto el valor temporal del dinero como el riesgo, y que se identifica con la rentabilidad mínima exigida.

La tasa mínima exigida por los accionistas es coste del capital ordinario (ke): el rendimiento mínimo que esperan obtener a medio y largo plazo, considerando las características de riesgo de la empresa. Es el coste financiero al que se descuenta el flujo de caja del accionista, para estimar el valor financiero (el valor de los recursos propios).

Sin embargo la empresa se financia con una combinación de recursos propios y ajenos; los primeros tienen un coste igual a la rentabilidad mínima exigida, y los segundos generan fundamentalmente gastos financieros (intereses, comisiones y asimilados), aunque también puede haber costes implícitos. En conjunto, el coste de la financiación se estima como un promedio ponderado de esas dos tasas (coste medio ponderado de capital, o k0) y se emplea para descontar el flujo de caja libre, lo que proporciona una estimación del valor económico (el valor del activo, o de las inversiones de la empresa).

Una primera aproximación al coste medio ponderado de capital

La estimación de la rentabilidad exigida por los accionistas es una de las cuestiones más controvertidas en Finanzas, y un problema recurrente en cualquier problema valorativo. ke es el rendimiento que podrían obtener los propietarios si trasladasen su inversión a otras empresas de la misma clase de riesgo, de manera que es una tasa implícita. Hay varias formas de estimarla, entre ellas inferirla de los modelos de descuento de dividendos, como el de Gordon - Shapiro; también podemos emplear el modelo de valoración de activos de capital (CAPM), el modelo de valoración por arbitraje (APT) o cualquiera de sus variantes. Estos modelos tienen una complejidad intrínseca que supera los objetivos de este apartado, de manera que como licencia didáctica asumiremos ke = 0,15.

El coste efectivo de la deuda puede estimarse con precisión resolviendo la equivalencia financiera entre los pagos y los cobros; además, la deuda suele generar una compensación tangible (los intereses) que está registrada en contabilidad. Sin embargo la estimación del coste no está exenta de dificultades.

La Memoria puede aportar una descripción general de las características de las fuentes, pero usualmente no disponemos de todos los detalles necesarios para formular rigurosamente esa equivalencia financiera.

Por otra parte, es preciso considerar que no toda la financiación ajena genera costes explícitos. Los saldos a favor de la Hacienda Pública, por ejemplo por retenciones practicadas a cuenta del IRPF o derivados de las liquidaciones del IVA, no devengan intereses. Cuando la empresa adquire recursos o materiales, con frecuencia los proveedores facturan incluyendo un descuento por pronto pago; la empresa puede simplemente pagar la factura más adelante, lo que implica la pérdida de ese descuento pero no genera intereses ni ningún gasto registrado en Contabilidad; desde luego hay un coste de oportunidad, pero está incluido en el precio de compra.

Finalmente, recuerde que la Contabilidad financiera se rige por el principio de devengo; el gasto financiero devengado no es, necesariamente, igual a los pagos por este concepto.

Cuando empleamos información contable solo podemos calcular un coste estimativo, dividiendo los gastos financieros contabilizados por la cuantía de la deuda; esto nos da una idea del interés medio devengado por cada euro de exigible. Sin embargo ya sabemos que hay exigibles que no generan intereses, y otros que ocasionan un coste implícito que está subsumido en el epígrafe de compras y aprovisionamientos; para mantener la consistencia de los cálculos, puede ser razonable obviar estos pasivos.

A falta de más detalles, podríamos considerar que los gastos financieros han sido devengados fundamentalmente por la deuda a largo plazo (lo que implica asumir que el grueso de la financiación corriente tiene carácter comercial y coste implícito). Para 20x1 estimaríamos un coste medio kL = 0,5 / 5 = 0,1. 

El último paso consiste en calcular el coste medio ponderado de capital (k0), que es un promedio de los costes estimados para la deuda y los recursos propios; en el caso de la deuda se ha de considerar también que el gasto financiero es fiscalmente deducible, de manera que se emplea el coste neto de impuestos. En la siguiente expresión, τ es la tasa impositiva media, calculada como la ratio entre el impuesto devengado y el resultado antes de impuestos.

20X1 20X2 20X3
ke 0,1500 0,1500 0,1500
kL 0,1000 0,1000 0,1000
% recursos propios 0,5714 0,5556 0,5455
% deuda 0,4286 0,4444 0,4545
k0 0,1200 0,1189 0,1182