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Derivados

Los futuros, las opciones, las permutas financieras y los warrants son ejemplos de derivados financieros. Un derivado es un contrato que crea derechos u obligaciones relativos a un activo.

Un seguro de automóvil puede verse como un contrato que permite que el titular traslade a la aseguradora los daños que pueda sufrir el vehículo; es un contrato diferente del que determina la propiedad del vehículo, sin embargo está unívocamente vinculado a éste y sus efectos económicos (la cuantía de la prima, los pagos que pueda efectuar la aseguradora, etc.) vienen dados por el valor del automóvil en cada momento.

En determinadas circunstancias, podemos estar dispuestos a adquirir artículos antes de que estén realmente disponibles en el mercado. Esto ocurre con frecuencia cuando los productores anuncian la fecha de lanzamiento de ciertos dispositivos electrónicos: adquirimos el producto en firme y nos comprometemos a pagar su precio, y el vendedor se obliga a entregárnoslo en una fecha determinada. Esto es bastante diferente de una compraventa ordinaria, en la que pagamos y obtenemos inmediatamente el producto: en este caso hay un contrato adicional que estipula en qué fecha y de qué manera vamos a recibir el artículo, el precio pactado, y cuándo debemos abonarlo.

Estos contratos pueden tener valor. Un seguro es valioso porque nos permite transferir los daños que pueda sufrir el objeto asegurado; la garantía de los productos es valiosa para el comprador porque mitiga el riesgo de que el artículo quede inservible antes de poder haber hecho un uso razonable de él. De manera similar, una compra (o venta) anticipadas pueden ser valiosas porque garantizan la disponibilidad el producto y el precio de la transacción.

Los capítulos que siguen se dedican a dar respuesta a dos cuestiones: i) ¿cómo podemos cuantificar el valor de estos contratos?; y ii) ¿cómo podemos servirnos de esos contratos para mitigar riesgos, o también para especular?