0. La empresa y el empresario

En sentido económico una empresa es una unidad económica de producción, es decir: una entidad que elabora bienes y servicios transformando otros recursos preexistentes. Por ejemplo, la industria de la madera transforma troncos en tablones, tarima, perfiles, vigas, etc. útiles para la elaboración posterior de muebles y otros productos que a su vez son demandados por otras empresas y/o compradores finales.

La actividad productiva implica múltiples decisiones: qué productos y servicios en concreto se van a elaborar, qué recursos e infraestructura se van a utilizar, cómo se va a organizar la actividad, cómo se van a distribuir esos bienes y servicios, etc. Estas decisiones representan una asignación de recursos.

Asignar recursos implica elegir entre diferentes destinos o aplicaciones alternativas, considerando nuestros objetivos y las restricciones que nos limitan. Asignamos recursos cuando decidimos nuestra dieta, si vamos al cine o contratamos un servicio de streaming, si nos moveremos movernos a pie, bici o transporte público, o dónde compramos nuestra ropa. A su vez, esto afecta a las decisiones de las empresas, que se enfocan en los mercados o segmentos más rentables.

Por supuesto no hay ninguna certeza en cuanto al resultado de estas decisiones: una empresa que centre sus inversiones en el desarrollo de vehículos de movilidad personal, anticipando que en el futuro la movilidad urbana se materializará en patinetes eléctricos, puede tener éxito pero también fracasar si surgen medios alternativos, si se modifica la forma de hábitat, o si la regulación se hace más restrictiva para preservar la seguridad de los peatones. Hay múltiples factores que causan riesgo, de manera que la empresa y los propios inversores exigirán una compensación.

Probablemente esté pensando en el beneficio como una forma de compensación. Esa identificación no es del todo correcta y debe ser matizada, pero es suficiente por el momento.

La noción de unidad económica de producción lleva implícitos algunos elementos adicionales a los meramente productivos. Hay una diferencia palpable entre una máquina (un mero dispositivo técnico) y una empresa: ésta posee un sistema de dirección y control que define qué actividades se han de realizar y quiénes son responsables de ellas, y al mismo tiempo controla el grado de cumplimiento de los objetivos planteados; dispone de un sistema de información que se encarga de recopilar datos descriptivos de la situación en la que se encuentra, y de procedimientos de planificación para mantenerse orientada hacia sus objetivos. Combina la infraestructura técnica con una componente humana, lo que le confiere un cierto carácter orgánico, una cultura y una dinámica propias. La empresa es una organización.