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La ley simple

Una ley financiera es una convención en cuanto a la forma en que se devengan y calculan los intereses de una operación, en definitiva un criterio en cuanto al cálculo de equivalencias financieras.

Aunque pueda resultar extraño, hay varias leyes financieras, de manera que dos capitales pueden ser equivalentes conforme a una ley concreta, pero no si se emplea cualquier otra.

La elección de la ley a aplicar es el resultado de lo que acuerden las partes, y también de la costumbre.

Fundamentación de la ley simple

En cada período, los intereses se calculan sobre el capital inicial. En un período t cualquiera los intereses devengados son j · C0, siendo j el interés pactado y C0 el capital inicial.

Así, el montante final acumulado por un capital inicial C0 al cabo de n años es

Cn = C0 · (1 + n · j · C0)

que es la expresión general de la ley de capitalización simple.

Podemos obtener una ley de descuento (criterio racional) reordenando los términos de la expresión anterior:

C0 = Cn / (1 + n · j · C0)

Sin embargo el descuento simple se realiza más frecuentemente empleando la ley de descuento comercial:

C0 = Cn · (1 - d · n)

donde d es la tasa de descuento. El criterio comercial se emplea, por ejemplo, en el descuento bancario de efectos o en el cálculo de descuentos por pronto pago.