Crédito comercial

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Es preciso asumir que el vendedor no ofrece financiación gratuitamente. Si lo plantea de esta manera, es porque  porque obtiene otro tipo de retribución de manera que, en conjunto, la operación conviene a sus intereses. Una oferta como esta tiende a mejorar la reputación de la empresa, transmite al cliente (potencial o actual) una percepción de complicidad y en conjunto se traduce en un aumento en la cifra de ventas. En este caso concreto, además, la posibilidad de optar a esa financiación estaba condicionada a la posesión de una tarjeta financiera distribuida por el propio vendedor, es decir: de un instrumento de pago cuya operativa proporciona información detallada y personalizada acerca de la conducta de compra de sus clientes, además de datos precisos sobre su situación sociodemográfica y financiera (recuerde que para obtener una tarjeta debe aportar información detallada sobre su situación laboral y familiar, su patrimonio, etc.). En este caso, la suma de i) el efecto favorable en la reputación; ii) el aumento en la cifra de ventas; y iii) la información comercial de los clientes tiene, desde la óptica de la empresa, un valor superior al de los intereses de la financiación, lo que justifica la oferta. Por otra parte, y desde una perspectiva pragmática, parece razonable pensar que el coste de la financiación esté incluido en el coste de ventas (junto con el coste de adquisición de la mercancía y otros costes indirectos, como mantenimiento, salarios, etc.); en tal caso,  todos los clientes estarían pagando un coste financiero, también aquéllos que abonan sus facturas al contado.

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En este caso la financiación se refiere a la compra de un aparato electrónico valorado en 249€; las condiciones de la operación indican que, si bien no lleva aparejado el pago de intereses, se devenga una comisión "de formalización"  del 3%. El total a pagar por el deudor es 249 + 7,47 = 256,47€.

Esta comisión, aparentemente pequeña, hace que la financiación tenga el mismo coste que un préstamo al 6,86%, sin gastos. Recuerde siempre que coste no es sinónimo de interés, y que "sin intereses" tampoco es sinónimo de "gratis".

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Debemos abonar la factura dentro de los veinte días posteriores a la recepción de ésta; si lo hacemos en los cuatro primeros, nos beneficiamos de un descuento del 4% de su valor. La lógica financiera dicta que, si no aprovechamos el descuento, pagaremos en la fecha más próxima al día vigésimo, es decir: no lo haremos al cabo de 8 ó 10 días: esperaremos, para aprovechar el crédito, ya que hemos perdido la posibilidad de aplicar el descuento; de la misma manera, si pretendemos aprovechar el descuento, intentaremos pagar al límite del plazo de contado. Todo ello está condicionado por el medio de pago empleado, los días hábiles, y el correspondiente período de flotación financiera.

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Si disponemos de tesorería y no existen otros compromisos de pago, tiene sentido qeu aprovechemos el descuento. Pagaríamos dentro de los cuatro primeros días, en la medida de lo posible hacia el final de este período.

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Recuerde que el coste del crédito comercial tiene su origen en la decisión de no pagar durante el período de pronto pago. Si no disponemos de tesorería, podríamos considerar la posibilidad de obtener financiación de otra fuente, siempre y cuando ésta tenga ventaja en costes.

El coste del crédito concedido por el proveedor es la tasa r que hace financieramente equivalentes i) el importe nominal de la factura, pagado al vencimiento (600€), y ii) el desembolso requerido para abonar la factura en el período de pronto pago (600 · 0,98 = 588€). Analíticamente, debemos resolver la siguiente expresión de equivalencia financiera:

Observe que:

1. El coste efectivo NO depende del valor nominal de la factura
2. El coste obtenido es fraccionario: se refiere al período de tiempo que transcurre desde el fin del período de contado (4 días) y el fin del período de crédito (20 días), es decir: el coste es 0,02041 a 15 días. Por tanto debemos anualizarlo:

r = (1 + 0,02045)^365/15 - 1 = 0,5855

En efecto, el coste de esta financiación es un sorprendente 58,55% anual (realmente, lo sería solo si mantenemos un ritmo regular de compras durante todo el año y el proveedor nos aplica sistemáticamente las mismas condiciones comerciales); podría interesarnos pagar en pronto pago, obteniendo tesorería de otra fuente, si ésta tiene un coste anualizado inferior al 58,55%.

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El coste fraccionado es r_k = d / (1-d) = 0,04 / 0.96 = 0,042

Este coste está referido a un período de 60 - 7 = 53 días. El coste anualizado es r = (1 + 0,042)^365/53 - 1 = 0,3246

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El coste es cero, ya que pagamos dentro del período de pronto pago y no hay propiamente financiación.

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El coste por período es, como hemos visto, r_k = 0,042. Si la empresa paga al cabo de 45 días, decide unilateralmente que el crédito tiene un marco temporal de 45 - 7 = 38 días, lo que se corresponde con un coste anual r = (1 + 0,042)^365/38 - 1 = 0,48. Observe que el coste del crédito comercial depende directamente de los plazos de crédito y pronto pago, y que puede diferir dependiendo de cuál sea el momento en el que decidimos abonar la factura (una vez superado el plazo de contado).