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Ridigez y (des)estructuración

Un nuevo enfoque: los DSS

La evolución del entorno en los ochenta hizo que los directivos se enfrentasen a problemas novedosos, desconocidos, que surgían de manera imprevista y que requerían acciones inmediatas; el tiempo disponible para decidir se estaba reduciendo rápidamente, pero al mismo tiempo aumentaba el esfuerzo analítico que se debía comprometer para conocer el problema y evaluar alternativas.

Las decisiones son programadas en la medida en que son repetitivas y rutinarias, en la medida en que se ha desarrollado un procedimiento definido para manipularlas y no es preciso tratarlas ex novo cada vez que se presentan (...) Las decisiones son no programadas en el sentido de que son nuevas, no estructuradas, y tienen implicaciones. No existe un método predefinido para manipularlas porque no han surgido antes, o porque su naturaleza y estructura son esquivos o complejos, o porque es tan importante que merece un tratamiento individualizado (H. Simon, 1960)

Los MIS, diseñados para solucionar problemas preconcebidos con "recetas" preconcebidas, eran ineficaces: se precisaban herramientas que permitiesen desarrollar modelos ad hoc, almacenarlos, modificarlos, integrarlos... en definitiva, se necesitaba una base de modelos más flexible. También se hacía necesario facilitar el empleo de información externa, incluso cualitativa, y de proporcionar apoyo a la colaboración y las decisiones de grupo.

En ese momento el desarrollo tecnológico ofrecía oportunidades en dos áreas: por una parte se habían logrado progresos en la informática de usuario, el ordenador personal tenía más capacidad de procesamiento, múltiples dispositivos periféricos y software ofimático comercial, potente y barato. Por otra, la tecnología de red disponible permitía ir más allá de los sistemas basados en ordenadores centrales, y se desarrolla un nuevo diseño: la arquitectura cliente - servidor, que conciliaba las ventajas de la centralización de datos con las demandas de procesamiento distribuido que planteaban los usuarios.

El desarrollo de sistemas de información experimentó entonces un nuevo cambio: el sistema iba a configurarse como una constelación de herramientas de ayuda, diseñadas para colaborar interactivamente con el usuario. Por ejemplo un decisor podía emplear un modelo para evaluar un problema, y a continuación ensayar el impacto de otras posibles soluciones (mediante métodos de simulación) o explorar el comportamiento de las variables en diferentes escenarios (análisis de sensibilidad). Se abandona la idea de un MIS monolítico, rígido e integrado.

En lugar de imponer una elección de acuerdo con un criterio predeterminado, el sistema proporciona métodos que el usuario puede combinar discrecionalmente, en función de su estrategia de decisión y de las características concretas de cada problema; en otras palabras, el sistema de ayudas es no-dirigido. A tal efecto, los datos se independizan de los modelos - esto permitirá que sean empleados por diferentes usuarios y tratados por diferentes métodos -.

A diferencia del MIS, organizado en torno al software, el nuevo enfoque (DSS, Decision Support System) enfatiza el aparato lógico: la capacidad de ayuda reside en el software, en las aplicaciones y modelos del usuario, y la interacción con el usuario se enriquece con una interfaz visual, gráfica y amigable.

Carlos Piñeiro Sánchez. La filosofía DSS (CC BY-NC-SA)

Un DSS es "un sistema basado en ordenador que puede ayudar a los decisores a tratar con problemas semiestructurados, permiténdoles acceder a, y usar, datos y modelos analíticos"
(El-Najdawi y Stylianou, 1993)

Un DSS es "un tipo de sistema de información que opera sobre los subsistemas de procesamiento de transacciones e interactúa con las otras partes del sistema general de información para respaldar las actividades de decisión de los directivos y otros trabajadores del conocimiento" (Sprague, 1980)

Carlos Piñeiro Sánchez. El esquema básico del modelo DSS (CC BY-NC-SA)

Bajo el paraguas general de la filosofía DSS han surgido múltiples herramientas enfocadas a necesidades específicas de decisión o gestión, y/o basadas en diferentes tecnologías para el procesamiento de datos: algunas incluyen funcionalidades propias de la inteligencia artificial (sistemas activos), otras se ocupan del tratamiento de problemas de índole estratégica o de las responsabilidades propias de ciertos colectivos (como los EIS, destinados a la alta dirección, o los GDSS, que ofrecen recursos de apoyo para la toma de decisiones de grupo).

Carlos Piñeiro Sánchez. La familia DSS (CC BY-NC-SA)

Originariamente, los DSS eran una constelación de herramientas más o menos independientes. Con el paso del tiempo se hizo evidente la necesidad de coordinarlos, y también surgieron oportunidades para desarrollar sistemas capaces de generar información integrada, combinando los datos almacenados en distintas áreas de la empresa. Es aquí donde convergen los ERP o sistemas de planificación corporativa, resultantes de la evolución de ciertas herramientas originariamente destinadas a planificar la producción.