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La organización virtual

Conceptualmente, la organización virtual (Davidow y Malone, 19992) es una estructura formada por la integración de las cadenas de valor de la empresa y sus proveedores, distribuidores, clientes, etc. Es el más extremo de los modelos orgánicos que, como recordará, no están definidos por atributos físicos sino por una red de contratos: la externalización y el teletrabajo desembocan en estructuras reticulares donde un pequeño núcleo, encargado de las funciones clave, se complementa con una constelación de agentes externos que desarrollan tareas especializadas, teóricamente de manera más eficiente.

Se ha afirmado que la organización virtual no es simplemente la combinación de las TIC con una estructura más o menos flexible, por ejemplo una adhocracia de Mintzberg: se trataría de una forma organizativa diferente, resultado de integrar estrecha y transparentemente los procesos, con independencia de quién y dónde los realice. Reúne cuatro características, que pueden ser o más o menos acentuadas dependiendo de la dimensión, los objetivos y el grado de permanencia de la estructura:

  • Concentración en el núcleo de negocios, que lleva a la organización a desprenderse de las restantes tareas y buscar mecanismos alternativos para su dotación
  • Transitoriedad: la organización virtual es característica de negocios donde prevalecen la innovación y la creación rápida de nuevos productos y servicios, algo que se logra recombinando dinámicamente los recursos disponibles; en este sentido, la estructura es efímera. No obstante sus parámetros básicos de diseño (miembros principales, canales, etc.) pueden ser relativamente estables
  • Uso intensivo de outsourcing y teletrabajo, que tienden a difuminar los límites organizativos y a crear una acusada dispersión geográfica de los procesos de negocio
  • Uso intensivo de recursos TIC para asegurar la coordinación de los recursos. En las organizaciones virtuales más sencillas, los equipos virtuales, las TIC proporcionan conectividad y soporte para la transferencia de conocimiento; cuando se trata de estructuras interempresariales aportan también infraestructuras compartidas y un entorno telemático que sustituye en mayor o menor medida al marco físico convencional.

El debate en torno a la caracterización formal de la organización virtual es fundamentalmente académico, y no reviste mayor interés desde nuestro punto de vista. Desde un punto de vista práctico, la cuestión clave radica en equilibrar las economías de costes (el ahorro esperado con la subcontratación de agentes especializados) y los costes de agencia (los ocasionados por la implantación de mecanismos de supervisión y control sobre los contratos).