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El mecanismo de pagos

El proceso de pagos es el elemento más sensible de la compra, en la medida en que cierra la transacción y es una fuente de riesgos para ambas partes.

Dinero electrónico

El factor clave de éxito del proceso de pagos es la confiabilidad. Debe proporcionar una seguridad razonable a clientes y vendedores, y para eso se precisan i) agilidad y eficiencia, tanto operativa como de costes; ii) mecanismos de trazabilidad para auditar las transacciones; y iii) un procedimiento para la resolución de las disputas que puedan surgir. Por supuesto el medio empleado para efectuar el pago debe tener un valor per se conocido por todos, y validez universal

El dinero es el método más habitual, como alternativa al trueque, porque es flexible, transferible y muy fragmentario, y porque tiene un valor (un poder adquisitido) conocido y aceptado: no tenemos que demostrar cuál es el valor de 100€ (aunque sí tendríamos que justificar cuál es el valor de un móvil de segunda mano, si queremos entregarlo como pago por una nueva calculadora).

El dinero ha experimentado muchos cambios: las monedas originarias dieron paso a los billetes, a ciertos activos monetarios que (como los cheques) podemos emplear para efectuar pagos, y finalmente a formas de dinero inmaterial (o si lo prefiere, dinero electrónico) como los saldos en tarjetas monedero o los pagos mediante teléfono móvil.

Un aspecto interesante del dinero es que su valor y su operativa son independientes de su forma material. Esto nos permite emplear billetes y monedas convencionales, y también alternativas como los cheques, las tarjetas, las transferencias o los pagos a través de móvil.

Pero todas estas son formas de dinero relacionadas con la banca y sus funciones de intermediación. Cuando hablamos de dinero dinero electrónico, usualmente nos referimos a monedas off-line u otras formas de valor basadas en el reconocimiento mutuo, y ajenas a la actividad bancaria convencional. Su antecedente son los puntos regalados por volumen de compras, que el cliente podía canjear por artículos o descuentos en transacciones posteriores: en su versión más moderna, pueden ser simples anotaciones en cuenta a las que tanto cliente como comerciante reconocen valor transaccional, dando lugar a divisas privadas.

Una forma simple podría ser la siguiente: el cliente visita el sitio del comerciante o de una entidad colaboradora y solicita el envío de ciertas monedas; estas unidades son numeradas y etiquetadas (técnicamente, se les aplica una firma digital ciega) y se envían a un dispositivo del cliente, quizá su disco duro o una tarjeta chip. A medida que se van utilizando, son descontadas del monedero.

Un sistema como este es inviable: implicaría un coste excesivamente alto para el comerciante y, sobre todo, una carga técnica inasumible para el cliente - que tendría que gestionar decenas de monederos, uno por cada comerciante -. Se precisa una solución universal, de forma similar a como el dinero es un medio de pago general en el comercio convencional.

Los token creados por plataformas como Ethereum y la tecnología blockchain son también dinero digital creado al margen de la circulación fiduciaria. Pero, a diferencia de las monedas off-line, aportan un grado de seguridad mucho mayor y además son relativamente interoperables (no puedo utilizar el monedero electrónico del bus para pagar en establecimientos comerciales; pero probablemente haya muchos comerciantes que acepten pagos en bitcoins, Ether, u otras criptomonedas).

La interoperabilidad o universalidad es una propiedad esencial de las criptodivisas, porque genera efectos de red y reduce costes de transacción; además, en el caso concreto de la tecnología blockchain, la fiabilidad (la robustez ante eventuales intentos de fraude) es tanto mayor cuanto más alto es el número de usuarios.

El mecanismo de pagos se discute con más detalle aquí.

Elegir los medios de pago ofrecidos a los clientes

  • Confiabilidad técnica
  • Interoperabilidad con otros medios de pago que, potencialmente, puedan utilizar los usuarios
  • Compatibilidad con los sistemas transaccionales de la empresa, y de las entidades financieras con las que opera
  • Transparencia y confiabilidad para el usuario
  • Importe medio y frecuencia de las transacciones
  • Tipo de producto y de cliente
    • ¿Es típico ofrecer crédito?
    • En su caso, ¿en qué condiciones?
  • ¿Cuántos clientes (potenciales) existen?
  • ¿Es necesario, o conveniente, que el sistema de pagos exija una adhesión previa por parte del cliente?
  • ¿Qué riesgo potencial de fraude existe?