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La mecánica básica del proceso valorativo

Planificar el trabajo

Los problemas valorativos son característicamente singulares. Esto significa que no hay modelos o técnicas que puedan ser aplicados de forma generalizada, sino una lógica y unos principios generales que deben ser interpretados en función de las características de cada problema. Por ejemplo, hemos anticipado que el valor es una función de los flujos de caja esperados; pero en determinados casos puede ser preferible una valoración puramente patrimonial. 

Esto no significa que podamos manipular la valoración; bien al contrario, se trata de acomodar la técnica valorativa para obtener un resultado razonable y basado en argumentos justificables.

Esta es una guía general en cuanto al planteamiento de la valoración de una empresa, un negocio o un proyecto:

  1. Familiarizarse con el problema y con su contexto
  2. Diseñar el plan de valoración
  3. Aplicar el modelo y revisar sus resultados
  4. Elaborar el informe valorativo

Familiarizarse con el problema

El primer paso de nuestro trabajo es delimitar las características del problema. Deberíamos dar respuesta a, al menos, las siguientes cuestiones:

  • ¿Cuál es el objetivo de la valoración? Quizá se pretende crear un negocio, o adquirir una participación en el capital de una empresa, o abandonar una inversión. Como la valoración depende de las rentas esperadas, las expectativas en cuanto a la continuidad del proyecto son determinantes.
  • ¿A quién va destinada la valoración? Continuando con el razonamiento anterior, el valor de una empresa o un proyecto no es enteramente objetivo; depende en parte de las habilidades y competencias de quien lo posee o gestiona.
  • ¿Cuál es el contexto? Las rentas y el riesgo de las empresas y las inversiones están condicionados por las características del entorno; quizá el medio externo condicione el tipo de financiación disponible, las oportunidades de crecimiento, u otras características que deban ser consideradas en la valoración.
  • ¿Existen oportunidades o amenazas a medio y largo plazo? Como valoramos rentas futuras, debemos considerar si existe algún condicionante relevante, decisiones críticas, o problemas latentes que puedan dar lugar a incertidumbres.

La estructura del problema viene también dada por la información disponible. Pudiera pensarse que ese no es un problema real ya que usualmente disponemos de información contable histórica (en el caso de una empresa) o de antecedentes de proyectos similares (en el caso de inversiones); sin embargo, recuerde que i) valoramos rentas futuras, de manera que los antecedentes históricos son solo una referencia más; y ii) estas rentas futuras están sometidas a indeterminaciones causadas por procesos y variables que no están bajo nuestro control. Tampoco puede obviarse el hecho de que hay empresas y proyectos sin antecedentes fiables, por ejemplo porque son de nueva creación, porque incorporan singularidades técnicas u organizativas, o porque la volatilidad del entorno es elevada.

El tipo y volumen de información disponible puede condicionar la valoración. Con frecuencia formularemos extrapolaciones a partir de la información histórica, y a continuación trataremos de matizarlas con evidencias cualitativas acerca de los proyectos de la empresa, sus fortalezas y debilidades o la calidad de la gestión. Todo ello depende de la cantidad y la calidad de la información a la que podamos acceder.

Diseñar el modelo de valoración

El modelo de valoración es el procedimiento concreto que vamos a emplear para valorar la empresa o la inversión; incluye no solo el método propiamente dicho, sino también las hipótesis sobre las que nos vamos a apoyar para formular pronósticos y estimar las variables requeridas, y las técnicas que vamos a emplear para medir el riesgo y evaluar el grado de fiabilidad de nuestros resultados.

  • Método: con carácter general, descontaremos flujos de caja esperados al coste de capital. No obstante en determinados casos puede ser conveniente emplear otros procedimientos, incluyendo valoración patrimonial o de dividendos. En nuestra opinión, el uso de múltiplos debe ser severamente restringido.
  • Hipótesis: las presunciones que sustentan la valoración. Con frecuencia asumiremos que, en ausencia de otras consideraciones, la estructura financiera y por tanto el coste de capital no van a experimentar cambios relevantes; quizá resulte razonable suponer que la empresa va a seguir creciendo a una cierta tasa, estimada prudentemente a partir de los antecedentes históricos y los proyectos futuros. La especificación de hipótesis es una consecuencia inevitable de la necesidad de formular pronósticos de variables que, en la práctica, tienen un comportamiento más o menos aleatorio.
  • Técnicas de pronóstico. Podemos formular estimaciones empleando diferentes procedimientos, desde la estimación subjetiva hasta la extrapolación histórica, pasando por el uso de distribuciones de probabilidad.
  • Análisis del riesgo. Debemos asumir que la valoración está sometida a riesgo, porque se basa en estimaciones y se realiza en un entorno de información imperfecta; por ello, siempre resulta ilustrativo completar la valoración con detalles acerca de la variabilidad de los resultados. Por ejemplo, ¿cuál es el intervalo de confianza para el valor de un proyecto? ¿Qué probabilidad hay que de su valor caiga por debajo de un determinado umbral, o sea negativo? Si respondemos a estas preguntas, estamos aportando unos detalles que pueden ser esenciales para el decisor.
  • Prever mecanismos de control. Al tiempo que diseñamos y aplicamos la metodología, deberíamos replantearnos sistemáticamente el trabajo para comprobar si puede haber alguna debilidad metodológica y/o si los resultados son razonables. En caso afirmativo debemos volver atrás y replantear esa parte del trabajo.